1 de cada 3 latinoamericanos son analfabetos financieros

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Cuando a un latinoamericano con una educación promedio le preguntas respecto a los tipos de cheques que existen, no sabe qué contestar y es lamentable, porque es una potencial víctima de estafa a causa de su ignorancia en este ámbito. Varios estudios muestran que 1 de cada 3 personas de nuestra querida región son analfabetas financieras. ¿A qué nivel? Quedarán con la boca abierta: ni siquiera leen el contrato para obtener tarjeta de crédito, ante de firmarlo, porque simplemente no lo entienden.

¡Alarmante realidad!

Con esta radiografía, no quiero humillar a nadie, sino más bien remover tu conciencia, porque sí es posible que, con la debida capacitación, estés mejor preparado en los términos financieros, con el fin de no ser objeto de fraudes de delincuentes que se aprovechan del desconocimiento. ¿No es contradictorio que estos ladrones de dinero sean más estudiosos que la gente buena? ¡Pienso que debería ocurrir justamente al revés!

Como saben, soy chileno, y les quiero mostrar la realidad de mi país en este aspecto clave en la vida. La OCDE da a conocer, en base a la prueba PISA del 2015, se ubica en el decimotercer lugar de un total de 15 naciones en el ranking de alfabetismo financiero, con un puntaje promedio de 432, y China lidera esta medición con 566 puntos, mientras que Brasil posee el mínimo con 393.

El puntaje promedio de los países OCDE participantes es 500 puntos, es decir 68 puntos por encima del resultado promedio de Chile. ¡Un puntaje promedio de 432 puntos se asocia al nivel mínimo de alfabetismo financiero necesario para participar en la sociedad! Es decir, en Chile el estudiante promedio es capaz de entender conceptos financieros básicos y de aplicar aprendizajes de otras disciplinas, para la resolución de problemas financieros de baja dificultad. ¡Penosa realidad!

Considerando el caso chileno, la mayor parte de los estudiantes no alcanza el estándar necesario en alfabetización financiera que le permite participar de manera normal en la sociedad. El 38% de los estudiantes no alcanza el nivel dos de habilidad, que es el nivel mínimo necesario para participar en la sociedad, según las definiciones de la OCDE. Lo anterior se compara con el promedio de países OCDE, en la cual la mayor parte de los estudiantes alcanza el nivel tres, por encima del mínimo necesario para participar en la sociedad, mientras que, en el caso de China, la mayor parte de los estudiantes alcanza el nivel 5 de habilidad, el máximo nivel posible. En el caso chileno, sólo un 3,08% de los estudiantes alcanza el nivel de habilidad máximo, mientras que, en la OCDE, el 11,84% de los estudiantes alcanza este nivel máximo de habilidad.

Comparando entre países de alumnos igual posición relativa dentro de la sociedad, el 25% de estudiantes chilenos de mayor nivel socioeconómico y capital cultural obtiene un puntaje promedio de 484 puntos. Este puntaje es menor que obtuvo el mismo grupo socioeconómico y cultural de 12 países de la OCDE, y es mayor al puntaje obtenido por el grupo similar de Brasil y Perú.

A su vez, es posible notar que el resultado obtenido por el 25% de estudiantes chilenos de mayor nivel socioeconómico y cultural, es menor al que obtiene el 25% de estudiantes de menor nivel socioeconómico y cultural de Bélgica, Canadá y China. Asimismo, el puntaje promedio de los estudiantes chileno, en lo más alto de la distribución socioeconómica y cultural, es menor al puntaje promedio general de los países OCDE, que es de 500 puntos.

Como pueden notar, ningún país latinoamericano resulta bien calificado en cuanto a alfabetismo financiero, al contrario, las cifras son vergonzosas y preocupantes, desde la niñez. ¿Cómo solucionar este grave problema? Lo primero es que la educación en este ámbito debe venir desde los primeros pasos de la escuela, más allá de las matemáticas. ¿Cómo se explica que muchos jóvenes recién sepan con total claridad de términos como cheque, crédito, tasa de interés, gastos de administración, al cursar estudios superiores? Por eso es que, en nuestra región, casi la mitad de los menores de 29 años se encuentran sobreendeudados, gran parte de ellos con morosidad, por el desorden de tipo económico que genera la ignorancia en estos relevantes temas.

Luego, otro grupo analfabeto financieramente son las mujeres, de mediana y avanzada edad y con muy bajos niveles de inclusión económica. Ellas trabajan duro sin remuneración en sus hogares, o probablemente complementan dicha actividad con una interrumpida carrera laboral en el mercado informal. Esta realidad, que las mantiene en la frontera del sistema, las hace dependientes de sus parejas, razón por la que muestran menores niveles de manejo de conceptos financieros, que no son cercanos a sus realidades cotidianas.

Un programa de educación que pudiese beneficiar a este grupo evidentemente se nutriría de un análisis más profundo y acabado de la realidad y experiencias de vida de estas mujeres. Aun así, y en evidente complemento con políticas institucionales de inclusión financiera, se podrían generar planes que aborden operaciones económicas cotidianas de este grupo de mujeres, así como formas de incentivar la planificación y, si las condiciones materiales lo permiten, el ahorro.

Igualmente, está la clase media, probablemente padres o madres de familia trabajadores. A pesar de tener mayor nivel de ingresos y educación, de todas maneras, sus características dan espacio para imaginar un aporte de programas de educación financiera. Esto último se basa principalmente en un análisis de sus comportamientos: son personas endeudadas, pero con baja planificación cotidiana y una capacidad de ahorro o cotización marginalmente sobre el promedio.

De esta manera, la acción para estos grupos de clase media se encuentra en la línea de programas de educación un poco más tradicionales: información y capacitación sobre formas de ahorro e inversión y en general herramientas para navegar más eficientemente el horizonte económico, con el fin de que estas personas no lleguen a la vejez con pensiones miserables y morosidad.

Como tips, quiero dejarles los 10 mandamientos del Banco Citibank, que son interesantes:

1. Nunca gastar más de lo que se tiene.

2. Siempre estudiar y analizar antes de tomar una decisión financiera.

3. Ahorrar, aunque sea cantidades pequeñas.

4. Siempre, en lo posible, pagar las deudas.

5. Utilizar la herramienta de los presupuestos.

6. Recordar que a mayores intereses pueden ser mayores los riesgos de impago futuro.

7. Guardar los ahorros en lugar seguro y confiable.

8. Tener un plan y un propósito de todo lo que se gaste o invierta.

9. Adquirir conocimientos de educación financiera para poder tomar decisiones inteligentes.

10. Utilizar, dentro de lo posible, asesoría financiera si se tienen dudas.

Guillermo Figueroa

Guillermo Figueroa

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