La crisis (sea cual sea) es tu mayor bendición

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La crisis económica que atraviesa América Latina y el Caribe como consecuencia de la emergencia sanitaria del covid-19 golpea gravemente a sectores que generan más de un tercio del empleo formal y un cuarto del Producto Interno Bruto (la actividad económica de un país), de acuerdo con un informe sobre los impactos de la pandemia en la región.

El estudio, divulgado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) identifica como los rubros más afectados el comercio mayorista y minorista; las actividades comunitarias sociales y personales; los hoteles y restaurantes; las actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler; y las manufacturas.

Según datos de la Cepal la gran mayoría de las empresas de la región han registrado grandes caídas de sus ingresos y tienen dificultades para mantener sus actividades, pues les es cada vez más difícil cumplir con sus obligaciones salariales y financieras, y no pueden acceder a financiamiento para capital de trabajo. Si eres emprendedor o trabajador, seguramente saboreaste esta cruda realidad.

Pero viene lo peor: la Cepal estima que más de 2,7 millones de empresas formales en la región tendrían que cerrar, 2,6 millones de las cuales serían microempresas… sí, siempre los más pequeños pierden en grande. El golpe que esto implicaría en puestos de trabajo sería de 8,5 millones sin incluir las reducciones de empleos que realicen las compañías que seguirán operando.

El impacto variará según el sector y tipo de compañía, por ejemplo, se proyecta que el comercio perderá 1,4 millones de empresas y 4 millones de puestos de trabajo formales, mientras que el turismo perderá al menos 290.000 empresas y un millón de puestos de trabajo. Una gran debacle o como dicen los economistas, “un desangre de emprendimientos”.

Sin embargo, pese a que el panorama es desolador, quiero cambiar tu negativo chip. No es tarea fácil en la crisis del coronavirus y como me gustan los desafíos, ¡acepto el reto de ir contracorriente! Para empezar, este momento de más bajos que altos es una bendición para ti, sí, tal como lees, no una maldición.

El reconocido científico Albert Einstein aseguró que “la crisis es la mejor bendición que puede sucederle a las personas y los países, porque la crisis trae progresos”. Tiene toda la razón: pese a las adversidades, toda crisis tiene su precioso lado bueno y, la experiencia de otras situaciones similares apunta hacia la gran generación de oportunidades que, de saber aprovecharse, puede permitir que las buenas ideas encuentren su mejor posición pese a las dificultades.

Las dificultades son, entonces, un motor para reconvertirse y mejorar, probablemente por el sentido humano de supervivencia generado por la necesidad, donde esta última impulsa a la reflexión y a la evolución: las personas se tornan más creativas y emprendedoras en la crisis, por la necesidad de no hundirse en el fango

“Es en la crisis donde nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias”… “Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar superado…” expresaba Einstein, quien también complementó esta afirmación con otra máxima sentencia: “Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia”.

Hasta hace unos pocos años, la bonanza económica propiciaba un escenario muy favorable para la realización de pequeñas inversiones en negocios emprendedores. Sin embargo, también eran tiempos en los que, según comentan estas personas, “había más dinero que buenas ideas” porque, en general, los momentos de excelente coyuntura financiera no favorecen especialmente la mejor actividad innovadora.

“Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una tremenda rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos”, destacó el gran maestro físico alemán de origen judío, nacionalizado después suizo y estadounidense. Seguimos hablando de Einstein, fuente de inspiración para el emprendimiento.

Y la crisis es también ausencia de recursos económicos para los proyectos emprendedores, razón por la que no queda más remedio que actuar con nuestro negocio o fuente de ingresos como dirían los más ancianos: esforzarse, sacrificarse, trabajar incansablemente para salir adelante con lo poco que se disponga y elevar la creatividad a su mejor expresión.

La crisis es en muchos casos paralizante, genera incertidumbre que bloquea nuestra capacidad o agilidad a la hora de pensar y actuar. Y hay una cosa peor que tomar decisiones, arriesgar y no acertar: eso es no tomarlas. Es lo que en computación se llama “la parálisis del análisis”, el típico error que algunos proyectos sufren en su puesta en marcha, donde nunca se comienza a desarrollar el trabajo porque la iniciativa se ve inmersa en una permanente fase de estudio.

“Una persona que nunca ha cometido un error, nunca ha intentado hacer algo nuevo”. Hay que analizar, reflexionar, planificar, pero. sobre todo, concluir en un tiempo justo y pasar a la acción. ¿Tu emprendimiento fracasó o quedaste sin empleo? No es tiempo de parálisis, sino que de buscar oportunidades en medio de la crisis más profunda.

“La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura”. Esta es la definición que debemos inyectar en nuestro ADN acerca de la crisis, cuyo artífice es, nuevamente, el genio de Einstein. ¡Así que no te contagies del miedo al coronavirus y sus consecuencias, sino que mira más allá y emprende con el trampolín del covid-19!

Guillermo Figueroa

Guillermo Figueroa

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