La cultura de la pillería en Latinoamérica

Share on facebook
Share on twitter
Share on linkedin
Share on whatsapp

Existen vendedores que no venden; nutricionistas con sobrepeso; políticos corruptos que no legislan para quienes los escogieron; médicos sin vocación que, en vez de recuperar a enfermos, terminan matándolos por pésimos procedimientos; ingenieros civiles que diseñan puentes que se caen. Y no me refiero solamente a errores que todos podemos cometer, sino más bien a la cultura del trabajo mal hecho, de la denominada pillería en Latinoamérica.

De acuerdo con varios estudios realizados en nuestra región, 4 de cada 10 latinoamericanos asocian la pillería a la inteligencia. Esa es la errónea cultura de admirar “al que tiene viveza mental”, que se ilustra más fácilmente a través de un ejemplo cotidiano: cuando estás apurado, pero cruzas por donde corresponde, aunque tome más tiempo, eres considerado como “exagerado”, sin embargo, si atraviesas la calle en lugares que no se encuentran habilitados, sólo para llegar rápido hacia donde te diriges, eres calificado como “práctico”.

Y bueno, el razonamiento de lo anteriormente expuesto no requiere de un profundo análisis: el que cruza la calle por lugares habilitados, tiene menor riesgo a ser atropellado por un automóvil que el que atraviesa por donde no corresponde. No obstante, la cultura latinoamericana, en general, busca la manera de eludir lo que es correcto, y eso se observa lamentablemente desde los gobernantes hasta las personas comunes y corrientes.

¿Quieres conocer un ejemplo de trabajo mal hecho, que incluso fue objeto de burlas en mi país, Chile y en todo el mundo? La bella ciudad de Valdivia apareció Discovery Channel, en su programa «Horror de cálculo», que investigó el fracaso del puente llamado Cau Cau donde, en un error insólito de ingeniería, se montaron las partes al revés.

Cuando la noticia llegó oficialmente a los medios chilenos, parecía broma. Los constructores habían instalado uno de los brazos del puente al revés, y se dieron cuenta cuando vieron que la línea de la ciclovía no se alineaba en un lado y otro.

El proyecto, que se iba a convertir en el primer puente levadizo de todo el país, fue una de las obras insignes del Proyecto Bicentenario en el año 2010, y recibió una inversión superior a los 15 millones de dólares. La empresa que tomó las riendas de la construcción, fue la española Azvi, que finalmente responsabilizada del fracaso por el Ministerio de Obras Públicas en Chile.

De hecho, después de decidir que no se demolería, todavía no se repara este puente Cau Cau, en el que además su viaducto resultó fallido y que tuvo su colapso en el sistema de levante en febrero de 2015. Como pueden notar, esta iniciativa es una desgracia ingenieril: solamente por no llevar a cabo un buen trabajo, se gastó muchísimo más dinero del presupuestado y si no se hubiera detectado la gravísima falla, seguramente más de una persona habría muerto a raíz de un accidente.

¿Te ha pasado que cuando se avería algo en tu casa, llamas a un supuesto “experto” y con el paso del tiempo, te das cuenta que solamente realizó un arreglo temporal y no definitivo? ¿Notas que los televisores de antes duraban muchos años y que los actuales, pese a la tecnología avanzada, están programados para echarse a perder rápidamente?

Estamos llenos de “expertos en nada” que ofrecen servicios mal efectuados. Son “pillos”. Esto, en gran medida, es consecuencia de un bombardeo mediático sobre atreverse a emprender un negocio (¡vamos por más, tú puedes lograr lo que te propongas, sé tu propio jefe! ¿te parecen conocidas esas frases?), sin embargo, la gente muchas veces se desarrolla en áreas donde no es especialista, existiendo una actitud espectacular de surgir, pero una aptitud pobre y/o deshonesta.

¿Y cómo se logra una excelente aptitud? Te cuento que no es a través de la motivación, pues aquello es nada más que el comienzo, porque después viene el camino que pocos quieren recorrer: iniciar un proceso de preparación profesional o técnica, aprendiendo habilidades duras, no quedándose sólo en habilidades blandas, que implican una actitud positiva. América Latina está llena de gente carismática, atrayente, y que no tiene idea de cómo resolver problemas claves para la población.

“Los 7 pasos para ser rico”. ¡Es tan estúpido notar que miles de libros llevan títulos de ese tipo y que son vendidos masivamente! Puras mentiras muestran, porque el éxito no es algo instantáneo: para cambiar el mundo, o al menos tu mundo, se requiere esfuerzo continuo y preparación profunda. Y acá pasamos a otro punto: la cultura de la pillería, más temprano que tarde, es terreno fértil para la corrupción y para las malas prácticas.

Un estudio de Transparencia Internacional da a conocer que solamente tres países latinos -Uruguay, Chile y Costa Rica- superan la mitad del puntaje tomando en cuenta una escala de 0 a 100, con 71, 67 y 56, respectivamente. Aquí, el máximo indica un lugar bastante limpio de corrupción, mientras que el más bajo es para determinar una alta afectación.

En contraste con los anteriores países, Guatemala (26), Honduras (26), Nicaragua (22) y Venezuela (16) son los que tienen las peores prácticas de corrupción con números que rondan los 20 puntos y según Transparencia Internacional, el promedio de América Latina es inferior a los 50 de índice. Mal.

¿Cómo puedes integrar la cultura de la labor bien hecha? Pues parte por tu lugar de trabajo o en tu emprendimiento. Un análisis realizado por la empresa de reclutamiento Page Personnel concluyó que los chilenos, al igual que casi todos los países latinoamericanos pierden, en promedio, unos 60 minutos al día eludiendo las tareas por las cuales reciben ingresos a fin de mes. A la semana, por ende, serán 5 horas botadas a la basura, sin productividad.

En países escandinavos tales como Noruega, tienen una cultura diametralmente diferente a la de América Latina: comienzan a trabajar a las 08:00 horas en punto, sin atrasos, se toman máximo una hora para almorzar, y terminan su trabajo a las 16:00 horas. Son altamente productivos, porque es la única alternativa para después, por ejemplo, tener la tarde libre y salir al parque en familia.

En cambio, en Latinoamérica, las jornadas de trabajo que deberían comenzar a las 08:30 horas, por los atrasos se inician más cerca de las 09:30 horas, finalizando en múltiples ocasiones no a las 18:30 horas como se estipula por contrato, sino que a las 19:00 horas o incluso más tarde, en el caso de los emprendedores. Bajísima productividad con pérdidas de valioso tiempo, es factor clave para los bajos sueldos y poco espacio para el esparcimiento personal y/o familiar.

Te dejo hecha la invitación: si eres empleado, realiza el mejor trabajo. Si eres emprendedor, entrega el mejor servicio, vende el mejor producto, sé honesto. No te conformes con lo bueno. Es posible dejar la cultura de la pillería latinoamericana y reemplazarla por la honestidad.

¡Aspira a la excelencia!

Guillermo Figueroa

Guillermo Figueroa

Deja un comentario