La tentación de los prestamistas informales puede costarte la vida

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Latinoamérica sigue siendo el punto neurálgico de la pandemia por covid-19, según la Organización Mundial de la Salud, y no sólo el ámbito sanitario ha sido golpeada por la crisis del coronavirus, sino que también las finanzas de la población: 3 de cada 4 personas de la región se encuentran en una posición económica muy difícil en la actualidad, por la realidad sanitaria.

Al mismo tiempo, más de la mitad de los habitantes de Latinoamérica que tienen deudas han caído en morosidad financiera, con más de tres acreedores, lo que es alarmante. Y como en toda crisis de tipo económico, existe gente inescrupulosa que se aprovecha de la vulnerabilidad del otro: me estoy refiriendo a los prestamistas informales.

Durante el 2019, el 15% de los hogares con deudas en América Latina se han financiero por medio de créditos informales, casi el doble que, en el 2015, cuando la cifra no superaba el 8%. Sin embargo, las proyecciones alertan que el número rondaría entre el 25% y 30% a fines de este año, impulsado por la profunda crisis del coronavirus que está afectando la liquidez de las personas.

Uno de los mecanismos que usan estos prestamistas que operan fuera de la ley, tiene que ver con que piden al titular de una tarjeta que simule una compra internacional, donde el financista cuenta con un servidor o procesador de pagos conectado en el exterior, generalmente en Estados Unidos y Luxemburgo. La diferencia con una adquisición real es que la persona no recibe un producto, sino que dinero expresado en la moneda local.

El gran problema es que la comisión es de hasta 25% el monto a entregar a la persona -y en algunos casos, incluso llega al 40%-, siendo un altísimo valor a pagar por la transacción irregular, lo que cae en el ámbito de la usura y eventual estafa.

Otros mecanismos tienen que ver con la entrega directa del dinero, pero con tasas de interés sobre el máximo establecido legalmente, donde el financiamiento es de muy fácil obtención, pero el pago posterior puede llegar hasta tres veces el monto solicitado, una carga financiera complicada de cancelar adecuadamente, de hecho, es usual que posteriormente se registre morosidad.

Asimismo, un método que es clásicamente usado por estos grupos es la entrega de dinero rápido, sin garantías ni avales, a devolver en cuotas muy pequeñas, pero a costa de intereses altísimos. Es el llamado mecanismo de préstamos «gota a gota», ampliamente conocido a nivel latinoamericano como «préstamos express» o el «prestadiario».

Esta actividad tiene décadas de existencia y es legal todavía en muchos países tales como Colombia, pero preocupa a las policías de Latinoamérica por los delitos que están asociados a ella: usura, robo, lavado de dinero y agresiones, ya que, si no cumples con las cuotas pactadas, es muy posible que tu vida corra peligro… y son miles los testimonios de “ajustes de cuentas”.

Después de que te dan el dinero que necesita, por lo general tienes un plazo de 20 a 30 días para devolver el monto más un interés que oscila entre el 20% y 40%. Los países más afectados en nuestra región por estas malas prácticas son Colombia, Chile, Bolivia y Honduras. Con todo, las redes son tan poderosas que se están extendiendo a otros lugares de Latinoamérica como Perú y Brasil.

Tanto es así, que hace algún tiempo, el Ministerio del Interior peruano difundió una campaña que se llamó #NoPrestesTuVida, iniciativa para advertir a sus ciudadanos de los préstamos informales por los graves peligros que conlleva.

En vista de todo esto, la idea base es evitar completamente gestionar créditos a través del mercado informal, ya que las personas, además de ser eventuales víctimas de usura o del delito de estafa, podrían verse involucradas en una red de lavado de dinero, lo cual podría ocasionarles graves consecuencias, no sólo penales, sino que personales en la pérdida de su patrimonio. Asimismo, las elevadas tasas de interés asociadas hacen prácticamente imposible el pago posterior, dado que los montos hasta triplican lo solicitado inicialmente.

Hay que señalar que el fenómeno del explosivo crecimiento en el crédito informal coincidió durante los primeros años con una profunda caída en la tasa de bancarización de los hogares en América Latina, donde por un lado se intentó bajar el interés de los préstamos formales para la población, pero por otro, las entidades financieras endurecieron sus motores de riesgo, desplomando de esta forma el acceso al financiamiento de las personas.

La Tasa Máxima Convencional (el límite de interés por un crédito) descendió fuertemente por las distintas regulaciones que se aplicaron en varios países de Latinoamérica, lo que, si bien es excelente noticia en rigor, por otro lado, hizo que las entidades financieras excluyeran a una gran cantidad de personas tras efectuar un nuevo balance riesgo-retorno.

Pero ahora, el principal factor para buscar créditos en la informalidad, es la pandemia por covid-19, donde, parte importante de la población latinoamericana se quedó fuera de los apoyos anunciados por los Gobiernos y por las entidades financieras, teniendo que recurrir a esta peligrosa alternativa para, en muchos casos, poder alimentarse o cumplir con cuentas de servicios básicos como el agua o la luz, lamentablemente.

Tengo muy claro que atravesamos por una de las más duras crisis financieras de los últimos años, pero al acceder al mercado de créditos informales, el problema se incrementa, a causa del riesgo de caer en una estafa, ser víctima de usura y de manera indirecta, eventualmente verse involucrado en una red de lavado de dinero, con las consecuencias penales que ello significa.

Y bueno, te preguntarás seguramente: “¿Entonces cómo subsisto, si mi actual situación económica es crítica por la pandemia del covid-19?”. La fórmula que te dejo es la siguiente: pese a que quieras hacerlo, deja de pagar tus deudas, sí, tal como lees. Soporta la presión de los insistentes llamados de cobranza, y asesórate por expertos en materias jurídicas y financieras.

¿Por qué? La razón es que tus acreedores, al ver que no puedes pagar y que tienes defensa jurídica sólida más asesoría financiera profesional, comenzarán a realizar ofertas mucho más justas sobre tus deudas, porque sólo tratarán de recuperar dinero y no de ganar a costa de tus recursos. Por lo que podrás ordenar tu vida económica y salir adelante.

Ya sabes, entonces: como decía mi abuela, “El que juega con fuego, resulta quemado”. En este caso, la frase ajustada sería “Al que pide préstamos informales, puede costarle su vida”.

Guillermo Figueroa

Guillermo Figueroa

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