Para cambiar el mundo se necesita mucho dinero

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El dinero no da la felicidad, pero una mala relación con el dinero es un seguro de infelicidad. En otras palabras, si quieres cambiar para mejor el mundo, o al menos tu mundo, necesitas dinero. Y mucho dinero, en verdad, ¡porque hay tantas cosas que resolver!

Entremos en detalle para entender mi planteamiento. Un estudio de la Universidad Case Wester en Estados Unidos determinó que los ingresos financieros del hogar están fuertemente relacionados con el bienestar emocional y la evaluación de una persona sobre su propia calidad de vida. Para el análisis, se utilizaron los datos de individuos a lo largo del tiempo para demostrar que el dinero puede causar una reducción en las sensaciones negativas.

Considerando el mismo estudio, también se descubrió que un aumento en los ingresos financieros puede reducir la incidencia de enfermedades mentales graves en la persona. Así que, en este caso, el dinero sí es determinante para una mejoría del bienestar emocional y físico.

Sin embargo, según el citado estudio, que analizaba el nivel de felicidad en relación a los ingresos en distintas partes del mundo y señalaba que existe un umbral de felicidad y dinero, hay un punto óptimo -que es distinto según la región global- en el que se consigue la felicidad, pero a partir de dicho límite y por debajo, esta sensación disminuye de forma relevante. Es decir, existe un tope tras el cual el dinero ya no nos aporta más felicidad.

¿Cuál es el límite en el que el dinero ya deja de aportarnos tanta felicidad? En Estados Unidos, por ejemplo, el punto de ingreso ideal por individuo es de 95.000 dólares anuales para el bienestar material y de 60.000 a 75.000 dólares para el bienestar emocional.

En el selecto mundo de los millonarios, un grupo de científicos ha estudiado cómo varía la felicidad de la persona en relación al origen de su fortuna. Los resultados, obtenidos a partir de dos muestras de 4.000 personas, muestran que, como es de esperar, a mayor riqueza, mayor felicidad, pero esta debe ser exageradamente grande para alegrar a la persona.

Con todo, los millonarios que hayan ganado su fortuna por méritos propios serán significativamente más felices que aquellos que la han heredado. Por tanto, se confirma que de una forma u otra el dinero da, en mayor o menor medida, algo de felicidad, pero no es el único factor para alcanzarla.

El premio Nobel de Economía 2015, Angus Deaton, otorga más luces respecto al controversial tema: fijó un salario adecuado a partir del cual se logra la felicidad. De acuerdo con un estudio que elaboró con el economista Daniel Kahneman, la felicidad toca techo cuando hablamos de salarios por encima de 75.000 dólares al año. No obstante, queda demostrado que el dinero puede causar felicidad y también infelicidad.

Les voy a contar lo que pienso sobre el dinero. Es irrefutable que otorga un gran poder que permite amplificar lo que tenemos en el interior: lo que somos realmente. Por tanto, en el marco de esta ley inquebrantable, una persona que es generosa y se vuelve millonaria gracias a su trabajo, demostrará ayuda a los demás, mientras que quien está lleno de odiosidad por dentro, lo más probable es que con todos esos recursos económicos, al crear una empresa, maltratará a sus empleados.

El dinero no entrega felicidad total, aunque sí momentos de alegría, con la compra de experiencias que pueden ser únicas e inolvidables. Además, es importante dejar claro que sirve tanto para cosas buenas como para acciones malas. Se puede elaborar una vacuna contra el covid-19, y en paralelo, crear nuevas armas para la destrucción de la humanidad.

Entonces, ¿el dinero es bueno o malo? La respuesta es bastante clara: ni lo uno ni lo otro. ¡El bueno o el malo eres tú! Lo que nos hace felices no son las pertenencias, sino que las experiencias. Es relevante que la persona esté sana mental y emocionalmente para que cuando tenga dinero, pueda disfrutarlo de una manera positiva y aportar con un grano de arena al mundo.

Lo que se sabe a ciencia cierta es que el dinero aporta felicidad a la persona por ser un seguro de tranquilidad y estabilidad económica. Ante esto, problemas como el estrés o la ansiedad disminuyen y dan paso a sensaciones más positivas.

No obstante, este estado es muy limitado, pues a partir de cierta cantidad, nuestro interés por él desciende y, por ende, su valor. Así que, cuando se formula la famosa pregunta sobre la felicidad y el dinero, la respuesta de “no, pero ayuda” no queda tan lejos de ser la correcta.

Luego de esta demostración técnica, quiero llevarte más allá: sabemos que el dinero no es malo, y que depende de cómo sea quien adquiere su poder, pero, ¿qué nos debe mover para conseguir más dinero? ¿Es la ambición de obtener más pertenencias o las ganas de cambiar el mundo, de otorgar algo mejor para las próximas generaciones?

Yo me inclino por la última opción. Dar sin límites entrega felicidad, es una de las gratificaciones más grandes que percibir el ser humano y contrario a lo que varios aseguran, no genera dolor, sino que placer. Frente a esta realidad, te invito a modificar las estructuras de tu mente: es un error pensar en tener “lo justo y necesario” en cuanto a recursos financieros, ya que, si quieres mejorar al menos tu entorno, necesitas mucho dinero y lo sabes.  

¿De qué manera podrías obtener tu casa propia y adquirir una para, por ejemplo, tus padres que han vivido siempre en lo que no les pertenece? La única forma de hacerlo es con dinero. Incluso, si te endeudarás para comprar ese inmueble, requieres demostrar un ingreso sólido en el tiempo.

Mi llamado es a que dejes de mirar con desprecio o miedo al dinero: él puede ser tu aliado, si es que tu interior es sano, pero tu enemigo, si es que estás lleno de basura por dentro. Existen tiranos en los círculos de millonarios y en los grupos de escasos recursos económicos. Existen personas con un espíritu de solidaridad en los círculos millonarios y en los grupos de escasos recursos económicos.

Guillermo Figueroa

Guillermo Figueroa

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